Resumen
El topos de la mirada del amor o del amor por los ojos, muy habitual en la lírica amorosa renacentista (y, desde luego, también en épocas anteriores1) goza de un sinnúmero de modalidades expresivas, en su mayoría relacionadas con la teoría neoplatónica sobre la comunicación de amor2. Algunas veces, sin embargo, la configuración peculiar del discurso, debida a la adopción de lexemas que favorecen lecturas materiales al lado de las metafóricas, puede abrir el camino a consideraciones críticas impertinentes e incluso atrevidas en lo que concierne a la reconstrucción de imágenes y ambientes. Puede ocurrir, por ejemplo, que al poeta se le atribuyan, a pesar suyo, actitudes o prácticas parecidas a las del voyeur y que este supuesto voyeurismo contamine la manifestación discursiva hasta tal punto que las posibles valencias metafóricas de algunas palabras clave quedan oscurecidas para dejar espacio únicamente a lecturas superficiales, preferentemente anecdóticas y perjudiciales para las instancias semánticas profundas del mensaje poético.