Resumen
En este artículo se valora la presencia subterránea, no explícita, de Dante en La Celestina. Para ello se proponen modelos de asedio alternativos a la identificación convencional de fuentes en orden a comprender los modelos literarios e interpretativos que operan en la composición de La Celestina y configuran, así, la presencia de un Dante mediato. Esta se apoya en la difusión de Dante en la Península Ibérica durante el siglo xv, su confluencia con el estudio de Virgilio y Séneca y su apropiación por parte de la poesía docta castellana y la ética vernácula. El recorrido se cierra con una lectura paralela de la traducción castellana de la Medea de Séneca y el conjuro infernal del auto III de La Celestina. La cultura literaria del llamado «primer autor» y de Fernando de Rojas se muestra, a la luz de lo estudiado, firmemente arraigada en las convenciones y experimentos textuales de la segunda mitad del siglo xv, cuyo fondo tradicional se resuelve como garante de la permanente actualidad del texto de Rojas.